lunes, abril 18, 2016

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RAYUELA (Julio Cortazar) 1963





Me emociono al recordar este libro, personajes que se quedaron grabados en mi memoria para siempre; cómo olvidar a la Maga y Horacio o a Rocamadour. Aun me puedo imaginar esa escena, cuando están todos reunidos en el piso de la Maga, que está a punto de ser desahuciada, sin dinero, con su hijo enfermo, la relación con Horacio tambaleando por las circunstancias de la vida, los amigos del Club de la Serpiente, hablando y escuchando  música, el vecino buscando silencio y a la vez generando el caos,  y Rocamadour... dormido... todos saben lo que pasa, menos la Maga... que intenta mantener unido su mundo que poco a poco se desmorona ante sus ojos... hasta que la realidad entra en escena y ya nada se puede hacer.... Ufff  sin duda este libro es único, la forma de escribir de Cortázar es compleja pero exquisita, nos hace sentir hasta con el sexto sentido.




"Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua”. 






“Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja”. 





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